Llevo tanto tiempo detrás de la puerta, que ya soy parte de ella.
Suena el teléfono, suena el timbre de casa, suena el despertador, suenan incansablemente. No me muevo, no atiendo, no abro, no puedo.
"Ausente", escribe el cartero, incapaz de meter mas sobres en el buzón..
Sé quien me llama.
Es la realidad, la ciencia cierta, el taller y la soldadura, el parque y los niños, la fregadera todavía con los platos sucios, las camas sin hacer, el raciocinio, los vecinos y el posible ascensor, la sensatez, mi padre y la estufa que no le funciona, el periódico de tres días sin leer, la madurez, alguien que quiere que le haga un cartel y otro que le arregle el ordenador, la fregona con el agua sucia y las plantas lacias pidiendo, suplicando, mismamente ese agua, el dentista que confirme la cita, el fontanero para arreglar la fuga de gas, los bomberos para apagar el incendio, un colega para contarme lo feliz que se encuentra desde que se ha enamorado, otro colega empeñado en que tome un café con él...
Y no entiendo como siendo todo tan sencillo de complacer y de hacer, me cuesta tanto y tanto....
Yo creo que ciertamente estoy ausente, vamos, que no estoy aún estando...
Es como cuando sueño que estoy en un baño meando.
Llevo tanto tiempo detrás de mi...
que realmente donde me estoy meando es en la cama.
JOSU
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