14 ago 2009

LLamar antes de entrar

Me maldije por no llamar antes de entrar. Supuse que había confianza suficiente. Para nada intuía que pudieran estar hablando de mi. Así que no llamé, empuje la puerta con suavidad. Yo diría que todas las puertas del mundo meten ruido al abrirlas. Va y resulta que esa no. Esa no metió ruido. Justo cuando iba a entrar y saludar, escucho mi nombre. Están hablando de mi. Me detengo confuso. La charla llega hasta mis oídos de forma nítida. Me paralizo. Creo que ni respiro. De forma inconsciente, retrocedo un paso y me quedo justo detrás del marco de la puerta. Hubiera deseado estar sordo. No quería escuchar, pero era inevitable. Y lo escuché. Es duro oírlo. Oírlo en boca de alguien que estimas. No supe reaccionar. Soy lento, excesivamente lento. No sé reaccionar en momentos puntuales. No sé el porqué, pero en ese instante solo sentí vergüenza. Me reprochaba a mi mismo el no haber llamado, el no haber fingido una tos antes de entrar, o silbado, o canturreado, o algo, algo que les hubiera puesto de sobreaviso.

De regreso a casa , según iba procesando la situación vivida, mi estado anímico era solo de tristeza, posteriormente me va entrando la mala hostia. Y justo en ese momento suena el móvil, son ellas:
-¿Pero a que hora vas a venir?. Llevamos esperándote más de media hora...
-No... que casi... que... pues que... me ha salido un imprevisto. Mañana nos vemos. ¿Vale?
-¿Pero estás bien? Tienes la voz rara...
-Si. Estoy bien, con un poco de catarro. Eso... será el catarro.
-(Risas)¿No será la Gripe A? (Risas)
-No, no... no creo... Bueno... pensándolo bien... igual si. Oye, que si. La verdad es que estoy con bastante fiebre y... me da apuro decirtelo pero... estoy en cuarentena.
-¡Que dices!. ¡No jodas!. (Ya no hay risas)
- Pues que si... Que va a ser que si... Ya lo siento.
-Pe... pe... pero... ¡estuviste ayer con nosotras!.
-Si. Y antes de ayer. Y el sábado y el miércoles... Y además ¿Te acuerdas?... Os di un beso... y un abrazo, y compartimos el botellin de agua y cuando nos despedimos os volví a dar otro beso. ¡Bufff! Eso es lo peor de lo peor... los besos.
-¡Joder! ¿Y ahora que hacemos?
-Yo creo, que lo mejor es que vayáis a Urgencias al Hospital, y que os hagan las pruebas. Posiblemente os pongan en cuarentena.
-¿Pruebas? ¿Cuarentena?... ¡Hay! que me estoy mareando...¡Me va a dar algoooo!

1 comentario:

mabel casas dijo...

la culpa por oir
se trastoca en
la venganza por oir...

buen texto Josu!
el ser humano es una caja de pandora,
no querría haber oído ,pero luego la tristeza monta rabia y se trastoca
e impide poner la situación sobre la mesa y hablarlo
evidente de reveernos a nosotros mismos también se trata no?
cariños