Del hombre, dicen que tenemos dos miembros del organismo con mente propia. Si, eso, que piensan por si mismos. Me imagino que uno es el corazón, un miembro autónomo que anda sin decirle nadie que ande. Y eso está muy bien.
Pero el otro día por fin descubrí quién era el otro miembro que también quiere ir por libre. Es el riñón. Al menos el mío.
El señorito ha decidido tener vida propia al margen de todo lo demás. Que quiere ser artista. Conste que a mi no me parece mal. Ser artista es algo saludable.Eso está muy bien, es entretenido y alimenta el espíritu. Solo eso, el espíritu.
Pues bien, como os decía mi riñón ha decidido ser escultor. Picapedrero. Y ha comenzado a realizar sus esculturas sin aviso previo. Hasta aquí, todo puede parecer normal, completamente normal. Lo que ya no es normal es el empeño que tiene en que vea sus esculturas.
Vamos a ver: Podía hacer esculturas pequeñas, chiquititas. No, que va, el las hace bien hermosas. ¡Pero si después no las puede sacar! No caben. Pero el se empeña que las vea, y empuja y empuja, y vuelve a empujar hasta que consigue que salgan del riñón. Pero una vez ha salido de este espacio, la escultura aún debe atravesar un pasillo llamado uréter, y del uréter se encamina hasta el pene, y llegados a este extremo, ahora imaginaros el busto de Don riñón, intentando salir por la punta del susodicho miembrecillo.
Algo ha conseguido el riñón, y es que mi también de vez en cuando autonoma cabeza, este ahora plenamente centrada en él. Si, en el riñón. Mi cabeza comienza a sospechar que yo no tengo un riñón, que no es ningún escultor, y que todo eso lo digo para no enfrentarme con la cruda realidad. He tenido una inquietante revelación.
Me dieron el cambiazo al nacer.
Es decir, me quitaron el riñón de verdad, me imagino que para venderlo en el mercado negro, y suplantaron el espacio vacío, enchufándome una rata.
Eso explica los mordiscos. Por que yo he visto fotos de riñones en google, y ninguno tiene dientes.
Buenos días.
JOSU
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