13 feb 2010

El tajo

No se de donde salió. La calle San Martín es un desierto a las cuatro de la mañana. Me abrazó por la espalda, me volví y apenas podía reconocer su silueta oculta por las sombras de la noche.
-¿Lander?... ¿Eres tú... Lander? . -Le digo lleno de sorpresa-.
Me sonríe con su sonrisa desdentada y me vuelve a abrazar, me acaricia la cara, y me abraza y me abraza y siento que me moja. Me está empapando en cada abrazo, me moja y me empapa. No acabo de ver con que me está impregnado, pero juraría que es algo cálido. Y ríe, y vuelve a reír mientras va cayendo al suelo, deslizándose por mis brazos impotentes para sostener su pesado cuerpo.
Es rojo. Me está manchando de rojo. Me empapa de rojo.
Tiene algo parecido a unas vendas enrolladas alrededor de las muñecas. Están mal puestas y no pueden impedir que la sangre salga.
-¡Lander! ¿¡Que has hecho!? .Miro alrededor y grito. Pero no hay nadie. Tiemblo, tiemblo mucho. No sé que hacer.
-Escúchame -Me dice mientras me abraza-. -Mira amigo, si te quieres cortar las venas lo puedes hacer de dos formas...
-Lander, cabrón, ¿Que has hecho?. Vamos... levanta. Tenemos que buscar ayuda.
- El tajo es importante ... ¿Me escuchas? Si te quieres matar de verdad te tienes que hacer el tajo en vertical, así ya no puedes echarte para atrás. Pero si te haces el tajo en horizontal... puedes tener más tiempo para que te socorran o a que te arrepientas... ¿Me entiendes, no?.
Apenas le escucho, susurra, delira. Vuelve a sonreír con su sonrisa desdentada y me sigue hablando.
-Cada vez que me las corto, es como que vuelvo a nacer...
-Sonríe de nuevo- ¡Que suerte que pasarás por aquí, hijo puta!. ¿Has visto? De repente todos los problemas que me habían llevado a cortarme las venas, parecen una mierda. De repente lo más importante es... sobrevivir...sobrevivir. Sobrevivir es la palabra. Por encima de todo lo demás. Por eso me gusta...
- Eso está bien, Lander. Si. Hay que sobrevivir. Vamos Lander, tenemos que llegar a la Rambla, ahí encontraremos un taxi o un teléfono o...
-Por eso me gusta... Me gusta cortarme las venas. ¿Entiendes?
Intento levantarlo, pero pesa como un muerto. Y él no me ayuda. Está muy débil y mis piernas tiemblan impotentes. Por fin consigo ponerlo de pie y una de las servilletas que tenia enrollada en la muñeca se cae. La sangre oculta parte de la herida, pero aún se puede ver la dirección del tajo.
Lo agarro con fuerza , con la fuerza que ni yo mismo pensaba que podía tener. Y lo llevo arrastrando los pies. Parecemos dos borrachos.
Él me habla y sonrie como hablan y sonríen los locos y yo temblando .
Temblando y llorando, como tiemblan y lloran los que no están locos.

JOSU.

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